Entre mis lecturas
sobre BDSM me he encontrado el término “Amo azul”, que hace
referencia a su equivalente en una relación vainilla, el “Príncipe Azul”. De niñas crecemos con
la idea de encontrar al “Príncipe”, que será perfecto y que al momento de encontrarnos
quedará enamorado de nosotras. Inclusive las historias actuales han tomado de
trasfondo esta misma idea donde una mujer promedio se encuentra con el hombre
de sus sueños (El vampiro Edward, Christian Grey, por
ejemplo), y él se enamora perdidamente de ella. ¿Será que por la mente de las sumisas también pasa la idea
de encontrarse al “Amo Azul”?.
Refiriéndome a la definición que existe en Wikipedia del “Príncipe Azul” (http://es.wikipedia.org/wiki/Pr%C3%ADncipe_azul):
“El príncipe azul es un personaje
tipo que se originó en varios cuentos
de hadas. Es un príncipe que va al rescate de la dama en apuros, y típicamente debe emprender una búsqueda para liberarla de un malvado hechizo. Se ha llamado así a los héroes de varias historias del folclore tradicional, entre ellas Blancanieves, La
bella durmiente y Cenicienta.
... Lo más importante para la trama de estas historias es el estatus real del
príncipe azul, que le permite romper las maldiciones que mantienen dormidas a Blancanieves y La bella
durmiente, así como —en palabras de Calleja— «[... la] construcción folclórica de un cúmulo de ideales en torno a un personaje que encarna el matrimonio, la
boda entendida como final feliz, como recompensa».”
Siguiendo entonces la
idea, el “Príncipe Azul” es la idealización de un personaje con la expectativa de un
final feliz.
Si consideramos
que una idealización es, de
acuerdo a la definición de la Real Academia Española de la Lengua (http://lema.rae.es/drae/?val=idealizacion):
Idealización
tr. Elevar
las cosas sobre la realidad sensible por medio de la inteligencia o la fantasía.
Trasladando esto a lo
que sería un “Amo Azul”, pudiéramos decir es
aquél Amo idealizado que posee las
cualidades que garantizarán ser aquél que toda
sumisa desea encontrar: guapo, rico, inteligente, caballeroso, y que por
supuesto, al momento de encontrarnos se enamorará de nosotras.
Si bien es cierto que
una siempre debe buscar lo mejor, en la realidad sería muy difícil encontrar a
ese “Amo Azul” que cubriera todos nuestros deseos y
expectativas. Adicionalmente, un Amo ante todo es un hombre de carne y hueso
que también tendrá que aprender cómo ser mejor
Amo, conocer a su sumisa conforme se va estrechando la relación, y como en
cualquier proceso de aprendizaje habrá errores y aciertos, y habrá momentos en los que el Amo no se encuentre
en la mejor disposición de mandar o dominar,
o tenga ocupaciones que atender.
Lo que yo he ido
aprendiendo conforme voy avanzando en este camino es que la búsqueda de un
Amo debe tener inicio en un ejercicio de introspección personal, que
no de una sola vez sino de repeticiones continuas, en el que la sumisa debe
conocer de forma profunda sus necesidades físicas y
emocionales, sus propios valores, y el nivel de entrega que quiere llegar a
alcanzar. Ya con ésa base definida, buscar al Amo que tenga
las cualidades e intereses similares, y como menciona mi Tutor El Faro en 100 dudas de una aprendiz de sumisa (http://elfarosm.blogspot.com.es/2013/02/100-dudas-de-una-aprendiz-de-sumisa_25.html), en su duda número 25, buscar sobre todo que los valores que Él tenga sean
compatibles con los propios, pues éstos son difíciles de
cambiar o aprender.
He encontrado relatos,
frases, fotografías y comentarios en blogs y redes sociales
que me parece que idealizan la idea de la sumisión, creo que dan
la idea de una relación D/s perfecta en donde todo es “miel sobre
hojuelas”, sin embargo, pocos de ellos te dan una
idea práctica de la relación.
En lo personal,
inicialmente lo que me llamó la atención de las relaciones BDSM
es la necesidad de un nivel alto de confianza, al cual se llega con honestidad
y comunicación. Debido al riesgo físico y la
intensidad emocional que se genera, la comunicación entre Amo y
sumisa tiene que ser clara y honesta.
Para mí desde siempre la honestidad, comunicarse claramente con la verdad, le da la
oportunidad a la otra persona a decidir si quiere o no quiere quedarse, y esa
es una de las reglas fundamentales del BDSM: consensuado.
Para mí la lección más importante
respecto a entender cómo me gustaría que fuera ese
Amo que espero, es conocerme yo misma para poder reconocer lo que necesito de
un Amo y no buscar un "Amo Azul" que sea perfecto.